...a través de Bertha Dudde - 10.12.1956
BD 6711 “La vida” requiere el despertar del espíritu …

Es el Espíritu el que da vida … Mientras vosotros, los humanos, no habéis despertado el espíritu dentro de vosotros, todo conocimiento también está muerto y no podrá llevaros a la vida. Y por mucho que el intelecto se esfuerce por penetrar, no llegará al objetivo: penetrar con plena claridad en el plan de Salvación de Dios, para que todo le resulte comprensible, para que reconozca la obra y el gobierno de Dios en Su amor y sabiduría, y entonces arda de amor por Él …

Solo un espíritu despierto ve brillante y claramente. Y el ser humano ahora se encuentra en el conocimiento, conoce el propósito de su existencia, su causa y su destino en esta Tierra. El conocimiento muerto, sin embargo, es todo lo adquirido intelectualmente, ante lo cual el alma aún no puede posicionarse porque el espíritu dentro del ser humano aún no ha podido explicárselo, cuya actividad aún no le es permitida. Esto se aplica al bien espiritual que abarca aquellas áreas inexploradas, indemostrables, y que, sin embargo, tienen que considerarse las más importantes, aunque sean inexplorables para la mente humana. Pues este bien espiritual no solo se refiere a la vida en esta Tierra, sino que también se extiende al reino más allá de ella; también se refiere al tiempo antes y después de la vida en esta Tierra …

Y tal conocimiento solo puede ser una bendición cuando el Espíritu de Dios lo explica a los humanos, cuando algo “Vivo” habla a lo que aún está muerto, dándole vida a través de esto. Y este espíritu tiene que ser impulsado a obrar por la voluntad del ser humano mismo, buscando la conexión con Dios, el Espíritu-Padre desde la eternidad, lo cual sólo puede suceder mediante la oración ferviente y del trabajo del amor … A través de esto, la chispa espiritual dentro de él se libera y, por lo tanto, se vuelve activa.

El vínculo con Dios asegura el suministro de fuerza y luz; el estado oscuro e ignorante desaparece porque la luz lo ilumina todo, y la fuerza se expresa en actos de amor cada vez mayores … La vida llega a lo que antes estaba muerto; el ser humano mismo se vuelve celosamente activo, y todo conocimiento previamente muerto también cobra vida; todas las correlaciones se vuelven claras para el ser humano; reconoce que un plan de Salvación se está desplegando en el orden divino; él sabe la razón de esto, y reconoce que él mismo se encuentra en el centro de ese plan de Salvación, que se trata de él mismo, que se tiene que lograr un objetivo, y que sólo puede lograr este objetivo cuando camina en la luz … que, por así decirlo, la luz misma ya es el objetivo, que sin esta luz permanece eternamente en las profundidades … que, por lo tanto, “vida” necesariamente también significa o requiere “despertar el espíritu” dentro de él.

Reconoce que todo lo muerto sólo conduce siempre hacia más profundo, hasta que un entumecimiento total es su destino. Y cada individuo por sí mismo tiene que esforzarse por lograr esta vida, porque no puede ser transferida, sino que siempre requiere la devoción a Dios, la petición de ayuda y la disposición de actuar con amor … Y esta vida jamás podrá ser reemplazada por una mayor actividad intelectual, razón por la cual todo ser humano puede alcanzar la vida, incluso si carece de conocimiento intelectual … Por otro lado, un alto grado de conocimiento no significa necesariamente “vida” si el ser humano carece de esas condiciones: devoción a Dios y el obrar en el amor. Entonces nunca llegará a la vida, pues el espíritu dormita en su interior, no se le da la oportunidad de expresarse y difundir luz, y permanecerá oscuro en su interior, porque él mismo está muerto en espíritu …

Amén